jueves, octubre 27, 2005

Regreso

Después de un par de días de retiro y de puteo con el mundo, vuelvo a las andadas. Ya se me ha pasado un poco en mosqueo. Además, a lo tonto a lo tonto, parece que no hay mal que por bien no venga. Ya les contaré, con un poco de suerte, más adelante. Por lo pronto, dejo por aquí una versión censurada mi "posting interruptus".

Llevaba un par de días feliz y contento. Mi disyuntiva laboral finalmente se había decantado por la opción menos favorable, pero no mala a pesar de todo.

Pese a que decidí renunciar a un trabajo seguro para optar a otro mejor, lo hice con suficiente elegancia y mano izquierda como para obtener la siguiente respuesta: "Si te falla esa opción, llámanos".

Y como esa opción muy apetecible falló, así hice, llamé y les comuniqué la "buena nueva". Me quedé sin dos empleos, vale, lo asumo, era una posibilidad que existía y con la que contaba.

Hace pocos días recibo una llamada de estos últimos. Vuelven a contar conmigo, me llamarán en poco tiempo para firmar el contrato. Así quedó la situación, finalmente parecía que no me había salido tan mal la jugada. Pero no, recibo otra fatídica llamada. En este empleo existen dos partes implicadas, una parte pública y otra privada. La parte privada me quiere contratar, la parte pública no ¿por qué?, atención al razonamiento:

"Para este trabajo buscamos gente estable, si esta persona ya ha rechazado el puesto por otro mejor anteriormente, puede que lo vuelva a hacer en el futuro"

Esta lógica trasnochada viene de un FUNCIONARIO, alguien que nunca veré, y que ni siquiera es el que me contrata. Alguien que vive en su planeta de color y fantasía que lleva acomodado en su puesto de funcionario desde no se sabe cuando e ignora lo que pasa en el mundo real. Porque claro, considera que para un trabajo como este, donde se paga mal y se trabaja más horas de lo legal, y cn un contrato de gran "estabilidad" como es un contrato de obra y servicio, es un trabajo al que hay que consagrarse en cuerpo y alma, y a ser posible venderle esta última. Por supuesto, estabilidad en el trabajador, pero no en la empresa, que se reserva el derecho de despedirte cuando le salga del culo.

Me gustaría saber cuantos de los trabajadores no dejarán ese puesto por otro mejor.

De recordar una frase de mi hermano:

"Lo único que tiene el obrero para vender, es su trabajo"

Un fuerte abrazo para todos aquellos que leen habitualmente este blog, nunca lograré entenderles ;-)

4 comentarios:

scape95 dijo...

Nadie rechazaría un trabajo mejor. Nadie se casa con ninguna empresa para siempre, igual que ninguna empresa se casa contigo. El que escribió eso es un impresentable.

¿Eh? ¿Pero qué hago leyendo este blog?

XDDDD

Deyector dijo...

Muy rojillo te veo ultimamente...

Y mientras tanto a mi jefe de vez en cuando le da el punto y anima a la peña a buscar algo mejor...

Luis Amézaga dijo...

No es algo raro. Bastantes empresas en su selección de personal, eliminan a los que destacan por arriba y por abajo, y se quedan con los del medio, a ser posible que estén pillados en una importante hipoteca, casados o a punto, con hijos mejor, y con capacidad para el conformismo. Si funcionan así, por algo será. Ese tipo de persona, les da estabilidad y tranquilidad.

Otras empresas, prefieren a los trepas capaces de comerse a su madre para prosperar, depende del negocio o empleo del que hablemos.
Ala, me largo, que ya llevo mucho tiempo aquí.

Anónimo dijo...

Sin complejos. A decir la verdad tal y como la vemos, a oír atentantemente las críticas y transformalas en materia de trabajo para mejorar y ayudar a otros a mejorar.

Rojo o no. Pero sin complejos.

Nunca más la censura, ni la autocensura. El laxismo y el mercadeo de las opiniones son el germen del fascismo.