domingo, abril 17, 2011

Frankenstein

Sorprendente

Tentado por la idea de sorprenderme tal como me sorprendí al leer Drácula, de Stoker, me leí recientemente el clásico de la novela gótica "Frankenstein", de (aproximadamente, dada la influencia del marido en diversas ediciones) Mary Shelley.

Al igual que con Drácula, cualquier parecido del Frankenstein novelesco con el fílmico es pura coincidencia. Frankenstein ni es ¿tonto?, ni es ¿malo?, ¡¡ni tiene novia!! como se le ha retratado muchísimas veces en el cine. Es un niño que nace y crece, como lo haría cualquier persona, hasta que se da cuenta que el ser que le creó o es un sádico, un insensato, o ambas cosas. Darle vida para echarlo al mundo a sufrir.

La analogía clásica que siempre se le ha dado a la interpretación de la novela es, claramente, el rencor del Ser Humano ante la supuesta actitud de su Creador: Me das la vida, me abandonas al sufrimiento, para luego desaparecer. Sin embargo, otro aspecto interesante que introduce muy bien esta pequeña novela, es el sufrimiento ante las pasiones frustradas. Magistral uso el miedo basado en la angustia y en el remordimiento. Sutil y elegante.

Muy recomendable.

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