Desconcertante
Esperando a Godot, del premio Nobel Samuel Beckett, ha sido otra de esas lecturas locas a las que llego por referencias de terceros, a un género que no controlo y a un autor del que no se ni en qué equipo juega.
Desconcertante es lo único que se me ocurre para describir esta obra donde, al igual que el Holden Caufield de Salinger, los protagonistas Vladimir y Estragón ni van a ninguan parte, ni tienen un fin definido, ni vienen de ningún sitio. Lo mismo acabas interpretando de la novela al completo ¿esto hacia donde va?. Hacia ningún lado.
Supongo que es una metáfora más para recordarnos que la vida, después de todo, es el trascurso de esta, no los destinos ni las estaciones de origen. Tragicomedia más allá de lo absurdo que solo espera que saborees el delicioso transcurrir del tiempo esteril.
Recomendable.
1 comentario:
Vaya buyate en el que se metió el Caulfield eh!
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