Acabo de leer en Twitter un comentario que me ha llamado mucho la atención respecto a la "huelga" de controladores aéreos. El tweet decía que
los militares vana sacar a punta de pistola a los controladores aéreos para que vayan a trabajar. Se acabó la democracia.
La verdad que no me hace la más mínima gracia que el ejército tome el control de un ente civil, que se militarice un sector de la sociedad y se declare un estado de alerta nacional que puede llevar fácilmente a la privación de derechos fundamentales (todos sabemos que a los militares, especialmente españoles, el tema de la democracia y los derechos fundamentales no es una cosa que les quite especialmente el sueño). Todos debemos tener, supuestamente, derecho de reunión, de decisión y libertad para decidir sobre nuestros propios actos.
Sin embargo, creo que hay sectores que saben, de antemano, o deberían saber, que no son simples "
reponedores del Pryca", como dijo acertadamente Javier Zanón, portavoz en Baleares de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA). Y precisamente por eso, deberían ser conscientes de la labor que representan en un país.
Si uno se mete a controlador, a médico, a piloto, y a cualquier puesto de responsabilidad del que pueda depender un sistema humano, debe ser consciente de la carga de responsabilidad que ello conlleva. Si yo me meto a militar, a controlador, a bombero, a policía, etc, debería ser consciente de que mi trabajo es más que un modo de ganarme la vida y de pagar la hipoteca. Mi trabajo es una labor básica que presto para mi semejantes, independientemente de lo que gane sea un pastón o sea para lo que tengo vocación.
El que inventó la bomba atómica debía ser consciente de que sus investigaciones eran más que un modo de ganarse la vida, que de su trabajo surgía la decisión sobre la vida y la muerte. El que inventó la vacuna contra la malaria seguro que no lo hacía simplemente para pagarse unas vacaciones en agosto.
Determinados trabajos son vitales, y para los cuales el dinero, el prestigio y los "derechos laborales" no deben ser el fin último. Si un bombero o un médico es antes que bombero o médico, un mercenario, nunca debió tener esa responsabilidad. Por lo tanto, bien está, democráticamente hablando, que
a punta de pistola, le recuerden su deber con todos nosotros.