lunes, enero 15, 2007

En el cuarto de baño

El lugar perfecto de mi oficina para que un no fumador como yo practique la procrastinación es, como no, el cuarto de baño. Esta mañana, en ese momento tonto donde es demasiado tarde para iniciar otro informe, pero demasiado temprano para irme a almorzar, decidí procrastinarme un rato, y en el trono de la oficina cual pensador clásico, me puse a reflexionar sobre lo importantes que son los retretes en mi vida.

Sin ánimo de parecer un guionista frustrado del "Club de la comedia", y dado que no me puedo llevar nada para leer al water del curro por eso del qué dirán, llegué a los siguientes puntos clave de un cuarto de baño distinto del propio:

1. ¿Cual es la mejor forma de cagar con corbata?. Mi tendencia es sujetar la camisa con ambos brazos, mientras la corbata se aguanta con los dientes, pero acaba uno babándola y no se sabe si es mejor dejarla colgar a la altura de los innombrables, total, si se va a mojar, al menos estás cómodo y con la boca libre...

2. ¿Cual es la mejor postura para no pegar el culo al aro del retrete?. En mi trabajo es fácil, apoyo ambos brazos en cruz contra las paredes del minúsculo cuarto, y cual Cristo trato de dejar algo de mí en la tierra. Pero en los baños más grandes, ¿como se las apaña la gente?.

3. ¿Por qué narices no ponen una llave en el retrete del curro, o un cerrojo, o algo que se le parezca?. Mear con una mano atrás sujetando la puerta que se abre sola es la mar de incómodo. O peor, con una mano te la sujetas, con la otra te apoyas para no matarte en el water, y con una pierna mantienes cerrada la puerta. Digno de ver.

4. ¿Quién es el pichacorta que programa los temporizadores de la luz de los baños públicos?. Seguro que informático tiene que ser, seguro. ¿Quien es capaz de mear tan rápido?, porque si estás en la situación del punto 3, a ver como le das al botón mientras logras atinar por dentro y que las chicas del trabajo (que son toda la oficina menos yo) no me maten.

5. Para el final, la gran duda que todos nos hemos planteado pero nunca nos hemos atrevido a preguntar a nadie. ¿Qué es mejor en un estado de descomposición estomacal, abrir o cerrar la puerta de la escena del crimen?. Tenemos dos opciones:

- Opción A: Cerrar la puerta. Nadie se enterará a corto plazo, pero el próximo desgraciado que entre en el baño tal vez no pueda salir para contarlo. La ventaja está en que existe una pequeña posibilidad de que nadie se entere del alien que tenemos en el intestino.
- Opción B: Dejar la puerta abierta. Haremos de dominio público el estado de nuestras tripas, pero al menos el olor se dispersará antes y el retrete estará operativo antes para otra sesión de procrastinación.

Yo no se que hacer.

El próximo post, con el portatil en el water.

3 comentarios:

Scratty dijo...

Pues anda con ojo en los baños para minusválidos, porque al ser tan amplios, no dan cabida a semejantes malabarismos

Luis Amézaga dijo...

Estimado replicante escatológico, hay que salir cagado de casa. :))

Anónimo dijo...

Firmaré como anónimo pues puede que me esté jugando mi puesto de trabajo...

En mi empresa, la gran duda (la del punto 5) la resolvieron los jefes por nosotros. ¡Puerta cerrada! ¡Que parezca una empresa limpia! (aunque luego se limpie una vez al mes) Claro, como ellos tienen su propio baño, que sea el nuestro el que apeste.

O quizás mejor así. Hace un par de días se me ocurrió ir al de los jefes por estar el nuestro ocupado. La onda expansiva al abrir la puerta me tumbó hacia atrás...

Por cierto, yo diría que el temporizador del baño no sido prefijado por un informático, porque un verdadero informático, y no un intruso, hubiera permitido un intervalo variable. Creo yo que es el empresario el que establece ese intervalo al menor tiempo posible...