Dicen que las crisis son buenas, estimulan el cambio, renuevan, limpian e inspiran. Los momentos de crisis también aumentan la comprensión.
La comprensión, la empatía. La empatía de quien vive en el pozo permanente. Ese pozo aterrador de oscuridad que cubre el camino que no da alternativas. No hay angustia tan grande como aquella que no se sabe como solucionar, como disolver. No hay tormento mayor que tener la absoluta certeza de que se haga lo que se haga, se grite lo que se grite, no hay posibilidad de salir del pozo, del mar, de la cuerda floja, de la caída libre.
Hay quien vive en ese pozo, en ese mar oleoso. Hay quien se asoma ocasionalmente, que se moja los pies. Al menos, cabe la posibilidad que sabiendo la profundidad, no nos ahogaremos en esa orilla.
5 comentarios:
No se si son buenas, pero creo que esta va a ser malísima para todos. Un saludo.
A la fuerza ahorcan. Las crisis.
Hay que caer primero para salir después, claro que saldrás, aunque ahora parezca imposible pero es así solamente porque tienes que caer primero.
Y luego, serás más puro, más fuerte, más sabio.
Lo bueno de las crisis es que son temporales. Quien vive en un mar de fango duradero, ya no lo llama crisis.
E incluso en los mares de fango casi eternos, de esos que atenazan los pies eimpiden el movimiento... incluso en esos, a veces hay chispazos de luz, golpes de viento que hacen cambiar el gesto. Y también valen la pena.
Lo peor es cuando uno empieza regodearse en su propio fango...es cuando entramos en terreno peligroso, mejor tratar de evitarlo.
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