lunes, enero 14, 2008

Amaneceres

Siempre he tenido problemas para dormir, pero siempre que me duermo tengo problemas para encontrar motivos para levantarme.

De niño, llamaba al sueño imaginando e ilusionándome. Imaginando la llegada de los Reyes Magos, también imaginado cuando volvería papá a vernos de su trabajo fuera de la isla, la llegada de las vacaciones.
A veces, sin embargo, me despertaba muy temprano, antes que se levantara mi familia y antes de la hora del colegio. Me sentaba en el sofá del salón, apagaba la luz y con la penumbra de la luna y las luces de la farola que entraban por la ventana, imaginaba entre estas brumas, que eran realidad mis sueños que llamaban al sueño.

En qué momentos dejó de funcionarme este truco para engañar a la infelicidad.

Hoy apago las luces, entro en el salón y trato de volver a evocar esa vieja ilusión tan sencilla que la adultez y la cuenta corriente me proporcionan sin tener que esperar a los Reyes Magos.

Ya no funciona, ya no es lo mismo, solo estoy yo en la penumbra.

4 comentarios:

E. Martin dijo...

Bueno, en muchas culturas antíguas, antes de la astronomía, no estaban muy seguros de que el sol volviera a salir cada mañana. Así que el amanecer mismo era motivo de alegría.

Anónimo dijo...

Interesante blog... no se en que momento perdi yo también ese poder de ensoñación, pero desde que tengo memoria también he intentado recuperarlo, por supuesto, sin éxito. Tienes razón, ahora en esas noches de insomnio, solo somos mentes ocultandose de la oscuridad. Un saludo.

Luis Amézaga dijo...

Habrá que inventarse trucos nuevos para engañar a la tristeza.

Bito dijo...

Joder Replicante, qué post más negro. ¿Y no es posible mandarla a tomar por culo sin más?.

Supongo que no.