domingo, mayo 08, 2005

El Sumidero

Las personas a mi alrededor son unas artistas. El amigo con el que "pienso montar la churrería" no va a ser menos. Hoy voy a tener el honor de ser el primero en publicar una de sus obras cumbres, escrita hace algunos años, pero que no había salido a la luz. Hela aquí. Leedla hasta el final, no tiene desperdicio.

La vida es una mierda, y uno está hecho para no desentonar...

No sé. Me paré a pensar un momento.


Y deduje, con la absoluta certeza de ser el primero en hacerlo;

irguiendo mi cabeza ufana ahora cayendo levemente sobre mi hombro derecho,
levantando la ceja, sacando pecho, y dejando que el aire entrara
suavemente en una profundísima inspiración a la altura de mi
razonamiento. Al exhalar me recreé en un casi imperceptible ¡eureka!
modulado sobre un suspiro, sintiéndome un Aristóteles maduro escapando a
la sobreactuación de la jovial pasión ante el descubrimiento de una
verdad sin precedentes. Dibujé una sonrisa en mis labios, provocada por
el dulce placer de verme liberado de lo que tanto me atormentaba.

Sí, amigos. Así me sentí. No me crean un vanidoso simplemente porque

les hago esperar a conocer la Verdad, hilando con estas palabras una
historia para tan sólo una frase. Hay más. Simplememte es una técnica que
aprendí de joven para dar más interés al tema y mantener atento al
interlocutor, muy útil, cuando como ahora, parece que a uno se le va de
la cabeza lo que había pensado por cupla de estar más concentrado en
otros detalles y tiene que hacer el esfuerzo de retrotraerlo.

Ya está. Parece que pronto terminaré. La Verdad, amigos, es que el ser

humano es un sumidero. ¡Qué vulgar! ¿un sumidero? Pues sí. Si nos
fijamos, nos pasamos la vida pegados al suelo, atados (aunque presumimos
de ser libres y evolucionar), nunca llegamos a despegar. Y como los
sumideros absorbemos todo lo que se encuentra a nuestro alrededor. Si lo
que hay a nuestro alrededor es fango y putrefacción oleremos a eso, si es
lejía rosa aromatizada con jazmín, oleremos bien, pero nos quemaremos y
el desgaste nos destruirá. Si lo de alrededor está seco, los rastrojos y
el polvo acabarán cubriéndonos y taponándonos hasta dejarnos cautivos,
encarcelados en nuestros propios barrotes, ayer protectores de nuestro
interior. Si lo de alrededor está húmedo y fresco, ¡vivo!, el agua fluirá
refrescandonos.

Desde que nacemos, no hacemos otra cosa más que ser sumideros. Dejamos

que entre información, comida, sentimientos, golpes, de todo. Bueno y
malo. ¿Útil? e ¿Inútil?. Al fin y al cabo, ¿con qué damos gracia al
mundo?. Y aquí entro yo. Aquí es donde aportaré yo. Denme un segundo.

Ya. Siguiendo con la analogía, decidí involucrarme en ese viaje a

través del enrevesado sumidero que somos, a través de ese tubo estrecho
hasta llegar a su fin, sin seguir afluentes extraños donde podría
perderme, no, en línea recta. Quería saber dónde desembocaba y qué era lo
que producía. Y señoras y señores, como un sumidero, por mucho que entre
de bueno a veces, al final, en la delta, sólo se ve mierda. El ser
humano, podría definirse entonces como aquél ser capaz de transformar
todo lo que absorbe en un único elemento: la mierda.

Y bueno. Me levanté, ahora muchísimo más relajado; sintiendo una leve

tensión en las rodillas y calor en mis orejas, pero mucho más tranquilo.
Tal fue el esfuerzo de mi raciocionio que sudaba un poco, pero había
valido la pena. Corté el papel que necesitaba, me recreé en él tras
plasmarle una historia ya contada y decidí echarlo a la papelera. Me lavé
las manos, me miré frente al espejo con resignación, pero mirándome
directo a ojos en un intento de sincerarme, por fin, conmigo mismo,
apagué la luz, y me fui a mi cuarto a dormir placenteramente.



Germán Rodríguez Herrera
27 de noviembre de 2001 a las 00:09


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2 comentarios:

scape95 dijo...

Pues sí que escribe bien, sí. ¿Por qué no se abre un blog?

Luis Amézaga dijo...

Va a ser un bombazo esa churrería. Sumideros le van a sobrar.

Por eso mismo no se abre un blog.