Me gusta observar, especialmente cuando me aburro. Observar no requiere ningún esfuerzo. A demás, te hace sentirte especial, como si estuvieras fuera del mundo, lo estás viendo desde fuera, y el mundo no es consciente de que lo estudias. Algo así debería sentir dios, si existiera o existiese.
Una de las cosas más divertidas de observar es la interacción de las personas, especialmente el lenguaje de la pelvis.
Me di cuenta por primera vez estudiando en la facultad. Con una panorámica de toda la sala, descubrí varios parámetros invariables en el lenguaje de sus pelvis:
1. Chico saluda a chico: Varias posibilidades. Se dan la mano o se palmean la espalda, todo a una prudente distancia. Incluso se llega a ladear la cadera.
2. Chico saluda a chica (no pareja): Besito casto y puro con una sorprendente distancia entre ambas pelvis, empinando el culo hacia atrás si es posible.
3. Chico saluda a chica (pareja): Las pelvis se atraen irremediablemente. Se viola el espacio personal pelviano.
Ejemplo práctico de lenguaje pelviano:
Esperando en la cola de un concierto, pude observar una curiosa interacción. Por un lado tenemos a sujeto A, también llamado "Porque yo lo valgo". Un metrosexual, de chaqueta y corbata, joven, rubio, con cara de mister España metido a actor porno (y probablemente maquillado). Trabaja en algo relacionado con el concierto y tiene actitud de "soy el amo". Por otro lado tenemos al sujeto B "La azafata estrecha". Una azafata de congresos muy mona.
El "sujeto A", con un descarado interés en confraternizar con el "sujeto B", adopta una actitud chulesca de "soy el amo de la situación", comienza la conversación con el sujeto "B". "A" intenta claramente acercarse de frente a "B" progresivamente durante la conversación. "B" va dando pequeños pasitos hacia atrás. No tiene salida, hay una pared que le impide retroceder. "B" procede entonces a ladear su cadera, hablándole de lado. Con eso, claramente se muestra su poco interés en la pelvis de "A". "A" considera que ha sido muy agresivo, ladea también su instrumental, a lo cual, inmediatamente, "B" tolera mejor la cercanía (no hay artillería cerca), y vuelve a la conversación con su pelvis frente a "A". "A" aprovecha la situación, y dada la cercanía de "B" y dado su interés reproductivo, se acerca aún más peligrosamente a "B" con su pelvis preparada. Ante esta agresión, "B" cruza sus piernas y sus brazos, poniendo un infranqueable muro psicológico frente a "A". "A" se da por derrotado, la conversación inmediatamente deja de ser interesante con "B" y deriva su atención a otras "B's" que no tienen entrada y suplican una, "esas si me darán sus pelvis a cambio de una entrada".
6 comentarios:
Vaya, nunca me había fijado...
Un saludo retirando la pelvis ;)
Imagino al sujeto "A" contoneando la pelvis de "B" en "B"...
Echo en falta un caso 4) Hembra VS Hembra...
Yo hace tiempo lei un libro que hablaba de eso mismo....
Mmmm... ¿como era?
Ah si, este
No es para que te lo creas todo a piés juntillas, pero da buenas ideas...
Por un momento he pensado en el ritual de acoso y derribo de las garzas contado por Félix Rodríguez de la Fuente. Pero no, son "fumanos" evolucionados.
Ahora irremediablemente cada vez que se me acerque un tío le miraré a la pelvis :o)
Vale, vale... a partir de ahora leeré sólo las dos primeras palabras de tus posts, hala!!
Es bromaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!! XDD
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