lunes, noviembre 08, 2010

La ventana. Parte 3

Aquel comienzo primaveral arrancaba con otra de sus estancias en casa de su abuela. Que el bebé estuviera enfermo de nuevo suponía volver a quedarse con ella durante semanas hasta que el bebé estuviera “bien”. Mamá le dejaba allí, nunca había sabido muy bien porqué, si la abuela era mala como decía, ¿como podría esperar que le cuidase?. Tal vez era por eso, quería más a su hermanito que a él mismo, tal vez le gustaría estar enfermo.

La estancia en casa de la abuela era muy aburrida. Estando en su propia casa, el día se hacía llevadero al pensar durante el colegio lo que haría al llegar a casa. Durante esas semanas ni siquiera podría pensar en eso para tener una ilusión para levantarse de la cama.

A la salida de la escuela aquella tarde de estreno primaveral su abuela le esperaba con su tradicional y aburrida merienda, que ella pensaba que era de exquisita degustación para un escolar. La ingirió de forma impersonal, aséptica y sin pasión ninguna. Su abuela no le hacía especial caso, se limitaba a darle de comer y vigilar que acudiera al colegio y no oliera mal. Se supone que eso era cuidarle y el propio niño a fuerza de costumbre consideraba que eso era también cuidar.

Tras la merienda y ante el desinterés de la abuela ante el hijo de su hijo, el niño se ha sentado frente a un álbum de fotos sorprendido de ser abierto desde el día de su estreno. Todas son fotos de la boda de sus padres, recientes, hace a penas 7 años. En ella se puede ver a su padre tal como lo recuerda el niño, lo recuerda bastante bien, sólo hace un año que no lo ve. Su mamá dice que se fue con una puta. Él piensa que la verdadera puta es su mamá, y el chulo su hermano. Nuestro niño daría cualquier cosa por ver a su hermano curado.

La abuela ve al niño trastear con el álbum de fotos y sonríe complacida.

A las dos semanas volvió de nuevo a su casa. La vida transcurre con normalidad, de visitas al hospital a jornadas escolares. Una tarde de mayo oye a su madre hablar por teléfono.

- Ha desaparecido, totalmente limpio – A su madre le brillan los ojos – Si, al fin.

- ¿El hermanito está ya curado mama?

- ¿Te gustaría?


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