¿Quien soy?

Acabo de encencer el ordenador con ganas de postear. La verdad es que no tengo muy claro que quiero contar, pero algo será, si no, pasaría el tiempo haciendo algo más productivo (al menos más productivo de lo que he hecho estas vacaciones, que en resumen, sumándolo todo, me da el resultado de nada).

Pensandolo bien, tal vez por ahí esté alguna clave de lo adictivo que puede ser este medio. Uno se puede poner a filosofar y a rallarse la cabeza pensando cosas raras con toda la libertad del mundo (bueno, o casi toda la libertad, ya me entienden). Este invento llamado blog tienen la ventaja de que uno se puede poner a escribir y contar cosas raras que en la vida diaria supone que encontremos a álguien dispuesto a escucharnos, y si lo tenemos, que esté disponible en el momento que a nuestra cabeza le entren ganas de empezar a parir ideas.

Creo que nuestra cabeza, inconscientemente, nos lo llega a pedir sutilmente, porque en este momento me viene a la mente la pregunta trascendental que da título al post. ¿Quienes somos?, porque si nos fijamos bien, ¿somos en el blog lo que somos en la vida diaria?. Yo, por mi parte, utilizo este medio para contar las cosas que a mi gente les suele resultar pesadas, raras, aburridas, o "preocupantes", después de todo, aquí siempre alguien acaba escuchándome, aunque sea por accidente. En el fondo me doy cuenta de que aquí soy menos juzgado que en la vida real, que puedo ser, en algunos aspectos (solo en algunos), más natural y más yo mismo que en la vida real. ¿Escribir sobre la lluvia, sobre los amigos?, "mariconadas", verbalizaría con ciertas amistades, por poner un ejemplo. En parte soy varias personas distintas. Por un lado, El Replicante, que tiene un pequeñísimo rinconcito de vida en la web, y D. , que tiene una vida adaptada y normal "fuera de Matrix".

Para ustedes, El Replicante es estos trocitos de html, para mi, desde aquí, El Replicante es al menos en parte, una simple pantalla.

Al final, a lo tonto, el post me ha salido mucho más largo de lo deseable, si es demasiado grande, la gente se desmoraliza y no lo lee. Pero bueno, y si no lo lee ... bah!, ellos se lo pierden.