lunes, noviembre 07, 2005

El día de mañana

Como dice el chiste, hay diferencias entre teoría y práctica en mi plan para el fin de semana:

- En teoría: Reunión en casa de un amiguete, a ver alguna peli, comer pizza y beber cerveza.
- En la práctica: Se muere un pariente político lejano indirecto, sábado noche en un velatorio.

Un velatorio puede ser un perfecto circo de hormigas para estudiar la conducta de la gente. Pero esta vez me la pasé filosofando sobre la escena del cajón del muerto. Está claro que la muerte nos puede llegar en cualquier momento y de la forma más inesperada (aunque mi caso tal vez sea distinto, tengo planeado suicidarme a los 45 y con suerte podré organizarlo todo). Ahí estaba ese bonito cajón, con sus flores, con sus velas, y con sus crucifijos por todos sitios y, por supuesto, esa tradición que no hay manera de erradicar, velar el cuerpo en una iglesia.

Supongamos que la pálida dama me viene a buscar antes de que la crisis de la mitad de la vida acabe conmigo (véase mi suicidio a los 45, cuando realmente me de cuenta de que mi vida ha sido un absoluto fracaso). Puede que me pille despistado, en calzoncillos, comiéndome una pizza o viendo una peli guarra. ¿Qué harán mis familiares conmigo?

Como esta idea no se me iba de la cabeza, cogí al pariente más a mano. "Oye, y si me muero de repente..., ¿me pondrías esas crucecitas en el cajón y me velarías en una iglesia?", a lo que me contestan "¡¡por supuesto!!".

Por lo que veo, la gente se pasa por el forro directamente los deseos del difunto para poder hacer los que quieran, lo que se traduce en lo que manda la tradición católica apostólica romana, que aunque no quieras te la tienes que comer. "Pero si tú sabes lo que pienso de la religión, ya sabes, opio del pueblo, marxismo, todas esas cosas de las que siempre hablo cuando me obligan a entrar en una iglesia...". Y otra respuesta inteligente que me dan "Pero Repli!!, como no te voy a poner una cruz, por lo que pueda pasar, no se sabe en la otra vida".

Vale, precisamente, porque no se sabe lo que pueda pasar en la "otra vida", y nadie me gana a desconfiado, tendré que hacer testamento desde ya. Dejaré bien claro que sobre mi cajón, cuando me muera, quiero un crucifijo, una media luna, un Buda, y una imagen del Flying Spaghetti Monster.

Actualización 10 de noviembre.

Para aquellos que su inglés sea como el mío, mediocre, les pongo un enlace en castellano del Monstruo Volador del Spaghetti.

8 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Me gustan los velatorios, las palabras susurradas, el paso cadencioso, suave hilo musical, silencio candente. Me gusta, siempre y cuando no sea el protagonista.

Anónimo dijo...

Los velatorios existirán hasta q no existan métodos técnicos baratos y asequibles para confirmar q esa persona está descansando en paz... precisamente para evitar ese miedo q te asaltaba de niño. Aunque ya podrían darse prisa en crearlo, habría q darle la premisa a cierto futuro ingeniero... ya me puedo imaginar la publicidad (pero mejor ni la escribo).
Y la mejor recomendación es q junto al testamento, seguro de vida y otras preparaciones para tu muerte, vayas encargando el cajoncito personalizado, q lo único q está de moda en esa gama son los crucifijos GIGANTES. pero la idea está original e impresionante el bicho, de cuyo nombre no me acuerdo (qué raro, no?)

scape95 dijo...

Si la famila no respeta los deseos del muerto, es que poco le quería. Esos deseos hay que dejarlos bien claritos a todo el mundo en cuanto se tiene ocasión de sacar el tema.

[Lo de los 45 será coña, ¿no? No jodas]

Gacela dijo...

Me ha encantado lo del Flying Spaguetti Monster... y hay un premio y todo a quien logre demostrar que Jesús no es su hijo! Me parto! :-)

Deyector dijo...

tsk tsk tsk ¿y la estrella de david? ¿antisemitismo o que Sharon es un mamarracho tan grandísimo que hace que no resulten simpáticos?

Wendyqueridaluzdemivida dijo...

Yo siempre tengo ataques de risa en los velatorios. En el ultimo le di dos besos y el pésame al señor de los seguros. Mi deseo cuando me muera es que metan mis cenizas en mi CPU y me tiren al mar junto al Kernel.

Anónimo dijo...

La verdad es que sí, por una parte están los deseos del difunto. Pero, ¿y si deseo que no me entierren sino que dejen mi cadaver pudríendose y atestando de gérmenes en el rancho tejano de algún presidente así casualmente...?

Lolita dijo...

Por si a caso....
A eso se le llama ser un hombre prevenido. En definitiva
¡saludos!