lunes, noviembre 28, 2005

Convivo con un álien

Como lo oyen, tengo un extraterrestre en casa. Pero ya es casi de la familia. A veces la llamo "Alien", otra veces "Vaca", "Gorda", "Guarra", "Saco de pelo", "Pequeño saquito de mierda", y solo a veces, por su verdadero nombre, "Niña", lo sorprendente es que responde a todos estos nombres. Como muchos sabrán, hablo de mi perra, a quien ya le dediqué un post anteriormente.

Podríamos decir que es una especie de cruce entre Odi (el perro amigo de Garfield) y Alf, el extraterrestre de la serie de TV, por lo pegoste y estúpida a veces, y por lo caradura y gorrona casi siempre.

No lo digo por difamar al pobre animalito, pero es que no da para más. Es capaz de subirse a la mesa de la cocina para robar comida a escondidas por la noche. Eso sí, luego llorará desconsoladamente para que alguien la baje de la mesa, porque no sabe sola. Le encanta sacar los papeles de la papelera del baño y esparcirlos por la casa, y le fascina BABAR cualquier cosa, y cuando digo cualquier cosa, es hasta beberse el agua del vater... . Y no es que pase hambre el animalito, si está gordita y rolliza, pero eso no quita para que cada vez que te pilla comiendo ponga esa cara terrible de corderito degollado al estilo "Yo nunca lo haría" (hay que añadirle otra característica, habilidad de interpretación). También tiene otras destrezas, en mi casa, cuando caen desperdicios al suelo, no se pasa la aspiradora, se pasa a la perra.

Pero todas estas proezas (y muchísimas más que omitiré para no aburrir), han sido superadas hoy.

Uso tapones para los oídos para dormir, ya desde hace poco trabajo de noche. La primera noche, me desaparecieron los tapones que tenía metidos en una bolsita, de la mesa de noche. "Me habré despistado al guardarlos", pensé. Conseguí otros y los puse encima de la mesa de noche de nuevo. Cuando voy a buscarlos, han desaparecido también. Tercera noche, esta vez los pongo en alto, ya cosa ya empieza a parecer Expediente X. Se mantienen un par de días, hasta que me olvido de ponerlos en alto, y cuando voy a buscarlos... ¡¡aggg, han desaparecido!. No es agradable llegar de trabajar a las 9 de la mañana y cuando vas a meterte en la cama tienes que volverte a vestir para ir a la farmacia a por tapones.

Cuarta noche, esta vez descubro el misterio, compro tapones en un estuche de plástico. Los dejo en la mesita de noche, y cuando voy a buscarlos, han vuelto a desaparecer.... . Esta vez resolveré el misterio, voy a buscarlo en la alfombra de la perra y .... ¡¡tachan!!, ya sabemos quien a devorado 6 tapones para los oídos y sus respectivas bolsitas... . Me estoy imaginando a la perra infiltrarse en la habitación, coger delicadamente los tapones de la mesita y salir corriendo a esconderse y comérselos.... que rica debo tener la cerilla de los oídos!!

5 comentarios:

scape95 dijo...

Argggggg, que acabo de comerrrrrr!!!

Anónimo dijo...

jajjajaja sabes quien tiene la culpa de todo eso?? tuuuuuu q le has educado mal, jajajjaa
Besitos salados de CHOI

Anónimo dijo...

Esa perra pasa hambre. Vamos, clarísimo, porque la cera de tus oidos no creo que sea miel de un rico panal.

Joder que asco. Que sí, que es la única alternativa: pasa hambre.

Gacela dijo...

Esto es una alternativa a la dieta de la remolacha? :-O

Bea dijo...

Jajaja, completamente de acuerdo con sebastian. Te pasaste con ese comentario de la cera, me matas de risa, que cruel.